Una investigación científica accesible pero también inteligible para un público más amplio

El año pasado se anunció que para el 2014 toda la investigación financiada con dinero de la Unión Europea debería ser de acceso abierto. El aviso lo hizo Neelie Kroes, vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de la agenda digital, quien esta semana volvió a hablar sobre el tema durante el lanzamiento de la iniciativa internacional Alianza de Datos de Investigación en Estocolmo.

En la oportunidad, Kroes señaló que para obtener mejores resultados en esta línea, “esto no debe ser impuesto desde fuera, sino con el impulso y colaboración de la comunidad científica misma”.

Pero la colaboración de la comunidad científica no solo se puede quedar en la voluntad de hacer una investigación accesible, sino también el esfuerzo deber ir con la misma determinación a que sea inteligible para un público más amplio que el científico.

Así lo reconoce en una interesante columna en el The Guardian, el profesor Stephen Curry, el que afirma la importancia de este esfuerzo:

Esa no es una demanda trivial. Como científico, estoy muy consciente de que la función principal de la literatura de investigación es facilitar y formalizar el intercambio de información entre expertos en un campo determinado. De ahí que el estilo es más bien rígido y cargado de jerga, características que pueden repeler a los lectores que carecen de determinación. Pero los científicos pueden ofrecer un punto de apoyo, proporcionando un resumen, un relato simple de sus hallazgos.

La reflexión de Curry deja abierto el reto. La riqueza del acceso abierto no puede quedarse solo en adoptar sus políticas. La democratización del conocimiento urge y los mismos científicos son fundamentales para ese propósito.

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