En 2011, la fiscal Carmen Ortíz, nombrada por la administración Obama, terminó pidiendo 35 años de prisión para Aaron Swartz. ¿La razón? Descargar demasiados artículos científicos.
Efectivamente, como nos cuentan acá, sin hackear y solo a través del desarrollo de un script, Swartz utilizó la red del MIT para descargar masivamente artículos del portal de publicaciones científicas JSTOR, de manera de dar acceso abierto a estas publicaciones. JSTOR declinó seguir con las acciones legales, el MIT no.
El juicio estaba previsto para este febrero. Aquello no ocurrirá. Como ya todos saben, lamentablemente, Swartz se suicidó este 11 de enero en Brooklyn, Estados Unidos. Tenía solo 26 años.
Las muestras de pesar por su muerte han sido mundiales. Y todos, de cierta forma, indican que si bien la tragedia tiene razones privadas, también tiene una urgencia pública, pues nos hace reflexionar sobre aspectos como la propiedad intelectual, el Open Access, el activismo digital, entre otros temas.
En un comunicado, la familia de Swartz indicó que “la muerte de Aaron no es simplemente una tragedia personal sino que es el producto de un sistema judicial plagado de extralimitaciones en intimidación y persecución. Las decisiones tomadas por el fiscal general del estado de Massachusetts y del MIT han contribuido a su muerte”.
Para Evelin Heidel, de Fundación Vía Libre, la muerte de Swartz “es algo que nos afecta a todos los que nos encontramos en esta trinchera digital, defendiendo el acceso irrestricto a la información académica, promoviendo reformas en las leyes de derecho de autor y resistiendo los avances de las industrias del copyright, y tratando de preservar los principios abiertos, flexibles y dinámicos de la Internet tal como la conocemos, contra los embates constantes de corporaciones y gobiernos por igual”.
Por su parte, Larry Lessig en su blog: “Desde el principio, el gobierno trabajó duramente en presentar lo que Aaron hizo de la forma más extrema y absurda: Nos dijeron que la “propiedad” que Aaron “robó” valía “millones de dólares” – sugiriendo que su meta había sido sacar provecho económico de su crimen. Pero todo aquel que dice que se puede hacer dinero de artículos académicos es un idiota o un mentiroso. Estaba claro que no se trataba de eso, sin embargo, nuestro gobierno continuó presionando como si hubiera capturado a los terroristas 9/11 in fraganti “.
Aaron Swartz, el pionero de valiosas iniciativas en internet, fue también víctima de un sistema legal y judicial desproporcionado que exigía su condena a más de 35 años de cárcel (toda una vida) y un millón de dólares de multa, como si se tratara del peor delincuente, por un hecho que no tuvo víctimas ni fue ejecutado en beneficio personal.
Su muerte nos hace pensar que no es suficiente el poder de la voluntad privada de un montón de personas comprometidas con el Acceso Abierto. Se necesita seguir empujando un cambio estructural, que estimule políticas que comprendan el necesario equilibro en el sistema de propiedad intelectual entre la protección a los derechos de autor y el acceso al conocimiento, de manera de fortalecer la creación e innovación a través de la democratización concreta del conocimiento y la cultura.
Que la figura de Aaron Swartz nos recuerde por siempre aquello.
***Foto CC BY http://www.rememberaaronsw.com